Taller de Tecnologías Creativas en la escuela sencundaria de la UNQ

El 23 de marzo a las ocho y cuarto de la mañana, llegamos a la escuela Técnica de la UNQ en el barrio de Ezpeleta. Nos colamos en la clase de Taller de Prácticas Profesionales del profe Alejandro, para compartir y trabajar con los chicos las actividades del Laboratorio de Tecnologías Creativas, en el marco del Laburatorio de Tales, un espacio de la Universidad de Quilmes que pone en contacto las carreras de programación y economía social.

Mientras terminaba el desayuno y los chicos iban entrando, desparramos el contenido de las valijas y armamos el espacio. Las mesas con rueditas sirvieron a que el aula se acomode a nosotros y nosotros a ella, también. El banner anunciaba que algo nuevo iba a pasar, algunos estudiantes entraban sospechando si se habían equivocado de lugar. Esas cosas lindas que pasan cuando llegamos a lugares donde se mueve algo de la “calma cotidiana”, si es que se puede hablar de calma en un espacio como la escuela. Cuando todo estuvo dispuesto nos presentamos y arrancamos charlando un poco sobre nuestra Cooperativa, sobre la noción de ellos sobre este tipo de empresas y sobre la tecnología. Al principio hubo algunas ideas vagas que fueron haciendo lugar para entre todos conformar ese saber necesario desde donde arrancar, que es chiquito, pero re importante. Y para también, conocernos y entablar ese primer vínculo que nos acerca.

El taller empezó con exploración de los tubos, los paquetitos de los componentes desparramados en la mesa y el hallazgo del arduino y la protoboard.
En tres grupos de entre 5 y 6 integrantes fueron realizando los desafíos, encontrándose con dificultades que pudieron resolver juntos y solos y, en algunos casos, con la colaboración de nosotros. Trabajaron con los Leds, tocaron el código, investigaron el funcionamiento de los motores, de los servos. Y crearon de forma colectiva proyectos y dispositivos para poner en acción las herramientas presentadas.

Los tres proyectos, ambiciosos, implicaron diferenciar los roles y distribuir el trabajo. El primer grupo armó un helicóptero con un motor de continua y palitos de helados, modificaron el código para que girara como ellos esperaban y armaron la carcasa del dispositivo con ladrillitos. El segundo grupo armó un vehículo, con dos motores y el tercero pretendió también armar un vehículo, pero no llegaron porque el tiempo les quedó corto y la pc les dió trabajo, esos sucesos inesperados de trabajar con máquinas.

Siendo las 10 y media, los adolescentes no salieron corriendo al recreo, se quedaron terminando contra reloj los proyectos y al final, se fueron para el SUM al acto del día de la memoria.

Jornada de esas que despiertan inquietudes, y que a nosotros nos encanta. Día de nubes que se fue llenando de sol y de calor. Y aunque ya venga el otoño, estamos felices porque empezó un vínculo en la escuela téc nica de Ezpeleta de la UNQ que va a seguir dándonos momentos de encuentro, aprendizajes y trabajo en colaboración, ese por el que trabajamos todos los días.